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March 11, 2024 Laura Sabio Manzano

Hola, experto en comunicación digital. La salud digital se ha convertido en un campo de batalla. Los bulos se propagan rápidamente, los influencers algunas veces la lían un poquito y la carrera de medicina parece que se puede comprar en Aliexpress.

 

Nos enfrentamos en todos los campos a la liga de los desinformadores, pero en salud el tema es especialmente peligroso por las repercusiones que puede llegar a tener un mal consejo o un timo.

 

Tengo una misión para ti.

 

Me gustaría animarte a dedicar tu tiempo, tu experiencia y tu visión de negocio a:

 

  • Crear contenidos contrastados y de calidad sobre salud para que posicionen frente a los bulos.
  • Educar a la población general sobre el uso correcto de internet, las redes sociales y las IAs para consultar sobre salud.
  • Ayudar a los profesionales sanitarios a llegar correctamente a la población también en los canales digitales, a través de su marca personal.

 

Sí, es cierto. No somos profesionales sanitarios, ni sabemos de ciencia.

 

Pero muchos creadores de contenido tenemos el conocimiento necesario, las herramientas a nuestro alcance, las estrategias y las vueltas, para crear contenido de calidad que posicione por encima de los bulos y el ruido. Podemos utilizar nuestras habilidades en marketing digital para mejorar el escenario de la salud digital.

 

 

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Qué información en salud es la correcta

 

Consumimos información todos los días, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. A veces, tenemos que hacer como con la comida: consultar a un nutricionista. Necesitamos nutrirnos de la información que verdaderamente nos aporta. Podemos abrir nuestro buscador, nuestras redes sociales, nuestro email… y encontrar cualquier cosa, pero está en la mano de cada quién decidir qué contenido escogemos. Sobre todo, cuando hablamos de salud.

 

Pues esto a fuego, y para todo el mundo. Difunde la palabra y da a conocer cómo saber si la información en salud es buena o no.

 


El método QUIÉN / QUÉ / CUÁNDO

 

Igual que antes de comernos algo lo comprobamos a través de 3 sentidos (vista, olfato y gusto), cualquier información que nos vayamos a comer, y más si habla de salud, tenemos que pasarla por la revisión previa de QUIÉN / QUÉ / CUÁNDO:

 

  • Quién: ¿Quién lo firma? ¿Qué fuentes, instituciones, estudios… se están citando? ¿Son encontrables, rastreables? ¿De quién y de dónde sale la info?

 

  • Qué: ¿De qué trata? ¿Qué cuenta? ¿Sale en otros sitios, se habla de ello a través de otra fuente? ¿Hay alguna herramienta o página de verificación de contenido que ya haya tratado el tema? ¿Suena demasiado bien, promete mucho, es sensacionalista, puede que haya algún tipo de interés detrás…?

 

  • Cuándo: ¿Es algo nuevo? ¿Aparece cada cierto tiempo, se rescata para volver a sacarlo a la palestra? ¿Es una historia antigua que se está compartiendo como nueva?

 

Es como cuando abres la nevera y ves algo pasado de fecha, que huele raro o que pinta mal; ser escéptico y poner la información en cuarentena es mejor que infoxicarte

 

 

El Dr. Google y el Dr. ChatGPT, ¿villanos o aliados?

 

Si te sale una mancha sospechosa en la piel, te citarás en el médico. Pero, mientras llega la fecha de la cita, tendrás a tu alcance internet.

 

Esto del Dr. Google no me lo he inventado, existe y es un fenómeno muy comentado en periódicos, sociedades de pacientes, sociedades médicas… y ahora se le suma la personalización en la consulta con IAs como ChatGPT. El problema no reside en la tecnología, sino en cómo se usa. Puedes consultar en internet, por supuesto que habrá mucha gente que habrá preguntado lo mismo antes que tú: pero de ahí a auto diagnosticarte, hay un trecho. Y esto es lo que tenemos que comunicar.

 

Nada mejor que seguir el caso práctico pero ficticio de nuestra mancha en la piel. Buscando “me ha salido una mancha en la piel, ¿qué puede ser?”, imaginemos que aparecen los siguientes resultados:

 

  • Un artículo de la Sociedad Española de Dermatología, firmado por un conocido y reputado dermatólogo, cuyo cargo y experiencia son fácilmente localizables. Se trata de una fuente de autoridad, pero habla de un caso general, aunque aporta datos de utilidad: en calidad, es buena, y puede ayudarnos mucho, pero no puede sustituir nuestra cita médica.

 

  • Un hilo de X/Twitter, donde un residente en dermatología anónimo, pero con muchos seguidores, comparte un caso que ha vivido y que se parece mucho al nuestro. No podemos comprobar quién es la persona detrás de la cuenta. Puede que nos tranquilice leer un caso similar al nuestro, pero no podemos corroborar nada, no puede sustituir nuestra cita médica.

 

  • Un reel de Instagram, donde un influencer comenta que le recetaron una crema antibiótica para una mancha que parece similar a la nuestra y que le va a las mil maravillas. OJO, el antibiótico se da con receta médica, esto ya debería activar las alarmas, pero seguimos viéndolo porque recomienda además una crema hidratante a modo preventivo. Para terminar, y cosa que agradecemos, nos dice que solo cuenta su caso concreto y que debemos consultar siempre a un profesional antes de hacer nada. No dudamos de la buena voluntad de la persona detrás de la cuenta, pero apena el daño que puede hacer (habrá consultas en farmacias sobre el antibiótico, seguro). En ningún caso puede sustituir nuestra cita médica. 

 

  • Con todo esto, no nos quedamos convencidos, así que abrimos sesión en ChatGPT y preguntamos de nuevo: La máquina nos contesta, en un tono y expresiones súper humanas, lo que ha sido programado para contestar. Por suerte, nos dirá que tenemos que pedir consejo de un profesional sanitario. Sí podremos preguntar consejos para evitar manchas en la piel, y probablemente nos devuelva buenos resultados, pero no citará fuentes y tendremos que contrastar toda la información de forma externa. Sigue sin poder sustituir nuestra cita médica.

 

 

Por tanto, tenemos aquí varios temas a tratar:

 

  • Cualquier información sobre salud tiene que pasar el método QUIÉN / QUÉ / CUÁNDO, venga de quien venga (sí, incluso de profesionales sanitarios) y, como comunicadores, podemos ayudar a que esto deje huella digital.

 

  • Google no tiene por qué ser malo, ni consultar a una IA, ni seguir los consejos de un influencer que sea experto en el tema o que se haya informado correctamente y respeta la ley sobre medicamentos de prescripción; simplemente, hay que recordar que la última palabra la tendrá siempre un profesional sanitario, y que estos métodos de consulta de información nunca pueden sustituir a un médico.

 

  • podemos consultar internet y sus herramientas para consejos e información general, para tener ayudas complementarias a las recomendaciones recibidas por un profesional sanitario (como dietas, ejercicios, etc.) o para interpretar algún dato (por ejemplo, podemos utilizar ChatGPT para descifrar los resultados de una analítica de sangre), pero tendremos que contrastar todo con un experto en salud antes de aplicarlo o darlo por válido.

 

  • Podemos ayudar a posicionar contenido de calidad, bien creándolo para otros, o bien creándolo para nuestros propios espacios (de esto hablamos más adelante).

 

 

Creando la información en salud correcta

 

No somos profesionales sanitarios ni expertos en salud. Pero hay otros que sí lo son. Así que aquí podemos aunar fuerzas y establecer relaciones win-win para mejorar el horizonte digital de la salud.

 

 

✅ Marca personal para profesionales sanitarios

 

Una marca personal sólida puede ayudar a los profesionales de la salud a generar confianza en los pacientes, mejorar su reputación y aumentar su visibilidad. Es todo un súper poder.



Puedes asesorar a los profesionales sanitarios para crear sus marcas personales y, más adelante, gestionarlas mientras generas su ecosistema digital. Muchos de ellos quieren explorar la posibilidad de ampliar su presencia en medios digitales, e incluso se abren a realizar pequeñas formaciones para ser sus propios community managers y copywriters, pero no debe ser precisamente fácil compaginar ambas funciones. No se puede saber de todo.

 

Farmacéuticos, enfermeras, médicos… existe una amplia gama de profesionales sanitarios que, si les ofrecemos nuestra ayuda para crear contenidos, puede resultar en un buen tándem comunicación-salud.

 

Lo importante, como siempre, es encontrar los territorios de comunicación a abarcar y empezar a construir desde allí, con una ruta de acción, las líneas rojas definidas, y los objetivos asentados. ¿Podemos hacer un blog dentro de una clínica o farmacia? ¿Crear un perfil en TikTok e Instagram donde desmentir mitos y dar consejos? ¿Invitar a otros profesionales sanitarios a aportar? Las posibilidades son muy variadas.

 

Ahora, conviene también tener claras algunas cosas, porque todo súper poder conlleva una responsabilidad…

 

  • No se puede saltarse el regulatorio: no podemos recomendar a público general medicamentos o productos de prescripción, ni saltarnos la ética profesional.
  • Estar en redes sociales es válido en salud, incluso hacer UCG y colabs con influencers, pero siempre con todo bajo control. No es hacer bailes, ni tiene por qué suponer adaptar un tono divertido. Las redes sociales, los blogs, la presencia digital, en definitiva, puede ser divulgativa, sin más añadidos. Y será una comunicación bidireccional, hay que saber cómo responder, qué responder y dejarse guiar.
  • No todos hemos nacido para ser comunicadores a cara descubierta, ni todo el mundo tiene que encontrarse a gusto delante de una cámara. Hay que respetarlo, y hay opciones para tener canales sin protagonistas.
  • También puede pasar que sean muy buenos en su campo, pero no escribiendo o contando las cosas: bueno, para eso estamos los comunicadores, tendremos que demostrar ser buenos divulgadores.
  • Y como todo: se tiene que ofrecer contenido de valor, no solo buscar engrosar agenda.

 

 

✅ Posicionar contenidos en salud

 

¿Habéis leído últimamente algo que trate sobre salud mental? ¿Sobre bienestar? Este tipo de contenidos se están posicionando como pilares de comunicación de muchas marcas. Todos queremos encontrarnos y sentirnos mejor, ¿verdad? Y todos tenemos el móvil al alcance de nuestro bolsillo…

 

Vale, pues todo ese contenido tiene que salir de algún lado. Puede salir de un único o varios profesionales sanitarios, sí. También de la industria farmacéutica. O de sociedades científicas, o de pacientes.

 

Si después de leer hasta aquí te ha picado el gusanillo de escribir contenidos en salud, que sepas que eres de los míos.

 

¿Qué tal si lo intentas? Puedes empezar utilizando tus dotes detectivescas para localizar algún tema que te apasione, que te llegue especialmente, o que quieras defender de sus principales ataques. Por ejemplo: una persona cercana a ti acaba de ser diagnosticada de lupus, y no tienes ni idea de qué es, por lo que investigas, y te das cuenta que no hay apenas información práctica para el día a día con la enfermedad…

 

Puede ser una buena oportunidad para crear contenido, ¿no? Seguro que con herramientas como Answer The Public u otras viejas conocidas se puede elaborar una buena parrilla de contenidos, y comenzar a perfilar con qué canales vamos a contar: ¿Instagram y TikTok, al afectar sobre todo a mujeres entre los 15 y los 44 años? ¿Una web informativa que sirva de aterrizaje y que posicione en SEO?

 

Puedes crear contenido en salud basándote en lo ya publicado por profesionales en el campo. Úsales como fuentes. Investiga. Explora. Encuentra un nicho de contenido donde te sientas cómodo, y explora necesidades de información por cubrir. Quizás haya mucha información sobre algún tema, pero tal vez no sobre algún contenido muy concreto; o quizás, hay mucha información, pero no con suficiente valor o autoridad.

 

Una vez encontrada una fuente fiable (y de haber pedido permiso para utilizar el contenido previamente, en caso de ser necesario), ¡es hora de ponerse manos a la obra!

 

  • No te ciñas a un solo formato ni a un solo canal, puedes hacer de todo dentro de tus capacidades y según tus sinergias, y siempre que tenga sentido: videos educativos, cómics, infografías, artículos, podcasts, webinars… mira qué le puede interesar a tu público, o qué formato le puede ayudar a entender de una manera más fácil lo que quieres comunicar.
  • Ayúdate de una gran herramienta: el storytelling. A todos nos encantan las historias. Y en salud, más, porque nos ayuda a empatizar. Puedes contar con los protagonistas de alguna historia en salud, por ejemplo, puedes entrevistar a algún paciente, o a alguna persona de su entorno cercano. Los testimoniales conectan. Si haces uno simulado, déjalo reflejado, que nadie se lleve a engaños.
  • Sé auténtico, también en salud. Hay muchos puntos y temas a tratar, no te quedes solo en las definiciones, los síntomas, los factores de riesgo… las keywords largas y complementarias darán alas a tus contenidos para diferenciarte de la competencia. Recuerda que se trata de generar contenido de valor, pero eso sí, siempre contrastado, veraz y fiable.

 

Una vez que tengas tus canales nutridos con contenido de calidad, puede ser el momento de poner en marcha estrategias que alimenten tu propia marca personal, tu agenda de contactos, o tus posibilidades a través de colabs, SEM, inventario, linkbuilding, link earning… 😉

 

 

Súmate a luchar contra los bulos en salud



Como veas, la salud es un territorio que mola y da tareíta, es un buen camino mientras ayudas a hacer que el mundo sea más saludable (o por lo menos, que haya más y mejor acceso a información de calidad en salud): es un buen propósito al que te invito a formar parte.

 

Y oye, seguro que después de leer esto estás deseando aportar algo nuevo, o te ha venido a la mente alguna pregunta, propuesta… Por supuesto que podemos hablar de ello, ¿me buscas por Linkedin y conectamos? 

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