Seguro has oído hablar de las Core Web Vitals, pero puede sonar a algo técnico y lejano, pero en realidad, estas métricas tienen TODO que ver con el posicionamiento SEO y con la experiencia real de los usuarios que visitan tu web.
En este post vamos a explicarte qué son exactamente las Core Web Vitals, por qué importan tanto para Google y cómo puedes mejorarlas sin volverte loco.
Spoiler: tienen mucho más que ver con diseño y desarollo que con fórmulas mágicas.
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¿Qué son las Core Web Vitals?
Las Core Web Vitals (también conocidas como Métricas web principales) son un conjunto de métricas definidas por Google que miden aspectos clave de la experiencia del usuario en una página web. Las puedes ver en Google Search Console dentro de la sección Experiencia. Los datos que nos ofrece son del informe Experiencia de Usuario de Chrome. También puedes revisarlo en el PageSpeed Insights de Google.
Estas métricas están diseñadas para evaluar la velocidad de carga, la interactividad y la estabilidad visual de un sitio web. Su objetivo es garantizar que los usuarios tengan una experiencia fluida, rápida y sin frustraciones. Y si los usuarios visitan tu web y les gusta, Google te posiciona mejor por las keywords que te interesan. Suena bien, ¿no?
Las tres métricas principales que conforman las Core Web Vitals son LCP (Largest Contentful Paint) que mide cuánto tarda en cargarse el contenido principal de tu página. El FID (First Input Delay) que dice cuánto tarda tu web en reaccionar cuando alguien hace clic por primera vez. Y CLS (Cumulative Layout Shift) que es cuánto se mueven los elementos en la pantalla mientras la página carga (¿te ha pasado querer hacer clic y que se mueva justo antes y acabes en otra página? Esto lo mide el CLS).
¿Cuáles son los puntos más importantes de los Core Web Vitals?
▶️ Velocidad de carga o Largest Contentful Paint (LCP):
El LCP (Largest Contentful Paint) mide cuánto tarda en cargarse y visualizarse el elemento más grande y relevante dentro de la ventana principal del navegador. Es decir: el usuario entra y… ¿cuánto tarda en ver lo más importante de tu página?
Normalmente, este elemento suele ser una imagen destacada, un bloque de texto clave o un slider en la versión en PC. Vaya, que la primera impresión es la que cuenta. Un LCP lento aumenta la tasa de rebote (usuarios que se van sin interactuar), y eso repercute directamente en tu posicionamiento en Google, que premia a las webs que cargan rápido con mejores posiciones en la SERP.
Entonces, ¿cómo mejorar el LCP?
Estas son las recomendaciones de Google (y algunos consejos extra para ir un paso más allá):
- Optimiza el tamaño de las imágenes: no subas imágenes enormes si se van a mostrar pequeñas. Utiliza herramientas como Squoosh o TinyPNG para comprimirlas sin perder calidad.
- Usa formatos modernos como WebP o AVIF, que ofrecen mejor compresión que JPG o PNG y ya son compatibles con la mayoría de navegadores actuales.
- Aplica lazy loading solo a contenido que esté fuera de la pantalla. Lo que aparece al cargar la página debe mostrarse de inmediato. Si pones lazy loading en todo, puedes estar retrasando justo lo que el usuario quiere ver primero.
- Elimina scripts innecesarios o que bloqueen el renderizado inicial. Algunos widgets, pop-ups o scripts de terceros (como los de redes sociales o tracking) pueden ralentizar considerablemente la carga del contenido principal.
- Reduce el tiempo de respuesta del servidor (TTFB): un servidor lento hace que todo se retrase. Considera cambiar a un hosting más rápido, optimizar tu CMS o aplicar técnicas como caché de página completa.
- Configura bien la caché del navegador, para que los usuarios recurrentes no tengan que volver a cargar todo desde cero cada vez que visitan la web.
- Evita usar fuentes personalizadas pesadas. Si utilizas Google Fonts, selecciona solo los pesos y estilos que realmente vas a usar, y activa font-display: swap para evitar el típico parpadeo de texto invisible mientras carga.
▶️ Tiempo de respuesta o First Input Delay (FID):
El FID (First Input Delay) mide el tiempo que transcurre desde que el usuario realiza su primera interacción con la página (un clic, un toque a la pantalla si es en móvil, un scroll…) hasta que el navegador responde efectivamente a esa acción.
Y no, no vale cualquier respuesta: debe ser casi instantánea, y lo ideal es que sea por debajo de los 100 milisegundos. Si se supera ese tiempo, es probable que el usuario se vaya. Aunque parezca muy poco tiempo, esa pausa rompe la experiencia del usuario y puede hacer que abandone el proceso de compra o de envío de formulario. En ese pequeño margen, se pueden perder ventas.
Este punto es especialmente crucial en páginas donde hay interacción directa, como formularios, botones de compra, menús desplegables, sistemas de login o chats. En otras palabras: cualquier parte donde el usuario espera que la web reaccione al instante.
La causa más común suele ser la ejecución de un JavaScript pesado justo al cargar la página. Si el navegador está ocupado procesando scripts largos, no puede atender las acciones del usuario hasta que termina de cargar.
Además, en dispositivos con menos potencia (como móviles de gama media o baja) o en redes lentas, este efecto se agrava.
¿Cómo optimizar el FID?
Hay varias recomendaciones para reducir el tiempo de respuesta y ofrecer una experiencia de usuario mucho más ágil:
- Minimiza el JavaScript en la carga inicial: no cargues todas las librerías al principio, sobre todo si no son críticas (sliders, animaciones complejas, pop-ups, widgets de redes sociales…).
- Aplica code splitting: divide el JavaScript en módulos pequeños que se carguen cuando realmente hagan falta. Frameworks como React, Vue o Angular permiten implementar carga diferida de componentes con relativa facilidad.
- Revisa los scripts de terceros: elimina o reemplaza aquellos que no aporten valor directo al usuario (ej.: contadores de visitas en tiempo real, widgets innecesarios, plugins antiguos…).
- Prioriza la carga del contenido crítico: primero lo que el usuario ve y necesita (texto, botones, imágenes principales), y después todo lo demás (chat, scripts de análisis, recursos de fondo…).
- Añade el atributo defer a tus <script>: con esto, el navegador puede cargar el HTML primero y ejecutar el JS después, evitando que la carga se bloquee innecesariamente.
▶️ Estabilidad visual o Cumulative Layout Shift (CLS)
El CLS (Cumulative Layout Shift) mide cuánto se mueven los elementos visibles de una página mientras se está cargando. Y aquí no hay excusas: para que la experiencia sea estable y fluida, ese desplazamiento inesperado debe ser inferior a 0,1. ¿Por qué es importante? Porque esos “saltos” visuales —cuando de repente un botón se desplaza, un texto se mueve o una imagen aparece tarde y empuja todo hacia abajo— generan frustración en el usuario. A veces incluso provocan clics accidentales, como cuando vas a tocar “Aceptar” y terminas dándole sin querer a “Cancelar” o a un anuncio.
Esta métrica es especialmente relevante en sitios como periódicos digitales, blogs o ecommerce, donde el contenido se carga en varias fases y suele haber muchos elementos dinámicos: anuncios, banners, pop-ups, sliders, imágenes, etc. Un mal CLS suele estar provocado por elementos que se cargan sin reservar espacio previamente, como imágenes o vídeos sin dimensiones “fijadas”, anuncios o contenido dinámico que aparece tarde. También influyen las fuentes personalizadas y animaciones que modifican el diseño, generando saltos visuales molestos para el usuario.
¿Cómo podemos evitar que esto suceda?
Por un lado, nuestra recomendación es que tengas una web que no tenga demasiados elementos que cargar. Además, Google nos da varias indicaciones, algunas similares a las que ya hemos visto:
- Define siempre las dimensiones (ancho y alto) de las imágenes y vídeos: así el navegador reserva el espacio desde el principio y no habrá sorpresas al cargarse.
- Reserva espacio fijo para anuncios y contenido dinámico: si usas banners o elementos que se cargan más tarde, asegúrate de que haya un “hueco” previsto para ellos.
- Evita insertar contenido por encima de elementos ya renderizados: no añadas barras de aviso, botones flotantes o formularios que empujen el contenido hacia abajo una vez el usuario ya está interactuando.
- Precarga las fuentes personalizadas con rel=”preload” para que estén disponibles antes de renderizar el texto. Mejor aún: usa fuentes del sistema cuando sea posible, especialmente en móviles.
- Minimiza el uso de animaciones que alteran el layout. Si vas a animar elementos, utiliza propiedades como transform y opacity, que no fuerzan un reflujo del diseño.
▶️ Optimización móvil
Todos sabemos que Google piensa en mobile first por eso es una de las principales métricas que analiza ya que el 60% del tráfico viene de dispositivos móviles. Eso sí, que una web tenga un diseño responsive está genial, pero no es suficiente tiene que estar diseñada para móviles. Esto es clave sobre todo en procesos de compra rápidos como en moda o comida a domicilio.
Cómo optimizar una web para móviles
Sí, se puede tener una web rápida y funcional sin renunciar a una buena experiencia en móvil.
- Apuesta por diseños fluidos y adaptativos: usa unidades relativas como %, vw o em para que el diseño se ajuste a cualquier pantalla.
- Esta ya la sabes: evita recursos que bloquean el renderizado como scripts o estilos que cargan antes del contenido principal.
- Comprime archivos CSS y JavaScript: cada byte cuenta cuando el usuario depende de datos móviles.
- Cuenta con AMP (Accelerated Mobile Pages) sobre todo en blogs o medios digitales. Mejora notablemente la velocidad en búsquedas móviles.
- Prioriza el contenido visible (“above the fold”): lo que el usuario ve al abrir la página debe cargar instantáneamente.
¿Por qué son tan importantes los Core Web Vitals para el SEO?
Como ya has visto Core Web Vitals miden lo que más importa a Google: que la experiencia de usuario sea satisfactoria.
✅ Son un factor de ranking oficial para Google
Google no suele dar mucha información de cómo funciona su algoritmo. Pero desde 2021 sabemos que un usuario contento repercute directamente en la posición que le da en la SERP. Si trabajas keywords con un alto nivel de competencia, tener las Core Web Vitals optimizadas te asegura un buen puesto.
✅ Te ayudan a detectar problemas poco visibles
Revisar periódicamente las Core Web Vitals es clave tras trabajar una auditoría SEO ya que a veces trabajamos muy bien el SEO OnPage o el enlazado externo y aún así no nos posicionamos porque la web falla. Revisar estas métricas nos dará pistas de posibles fallos que hace que Google nos penalice.
✅ Favorecen la retención y fidelización de usuarios
Unas Core Web Vitals bien optimizadas ayudan a que el usuario se quede más tiempo navegando, interactúe con más páginas y, lo más importante, quiera volver. O quiera comprar. Es decir, genera confianza y fidelización. Y, a la larga, mejora tu imagen de marca junto a un buen posicionamiento orgánico. Win-win.
Hasta aquí nuestra guía sobre las Core Web Vitals. Al final, simplemente se trata de hacer webs que sean útiles para los diferentes usuarios que las visiten. Esperamos que a partir de ahora las siglas LCP, FID o CLS sean más fáciles de entender.
¿Tienes más consejos para optimizarlas? ¡Te leo en comentarios!
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